jueves, 18 de noviembre de 2010
Ordenan la autopsia al cuerpo del chico esclavizado en granja avícola
PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO, 18/11/2010
Damián Pussetto
dpussetto@tiempoargentino.com.ar
La vida ya se le fue a Ezequiel. Pobre vida de seis años. Los últimos los pasó en una granja de la firma Nuestra Huella, entre la sangre y el guano de las gallinas y manipulando venenos con elementos cancerígenos. Su cuerpito sucumbió ante el tumor y las prácticas malignas. Ayer lo enterraron y recién ayer el juez federal, Adrián González Charvay, dispuso el secuestro de su historia clínica y la exhumación del cadáver para su autopsia.
Un pedido interpuesto por la Fundación Alameda muy temprano a la mañana derivó en la acción del magistrado, quien determinó además el traslado de los restos a la Morgue Judicial ubicada en capital, pues la de Pilar no le brindaba garantías.
A su vez, representantes de Alameda y del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) repetirán hoy una solicitud que realizaron otras veces y que tiene que ver con que la justicia disponga un veedor que ingrese a las 70 granjas que la firma posee, acompañado de médicos para verificar si los alrededor de 200 chicos que viven ahí están en contacto con agrotóxicos.
Ambas instituciones entregaron a la justicia horas de filmaciones con “cámara oculta” en las que se ve a niños trabajando descalzos y manipulando tres tipos de veneno: Furadan, Sipermetina y Nubal. Justamente, Ezequiel es uno de los que aparece relatando que hasta en su cumpleaños estuvo recolectando huevitos. “Así, así, así”, explicaba.
Juan Grabois, del MTE, le dijo a Tiempo Argentino: “lo que pedimos es una medida cautelar, que debiera interponerse con una simple sospecha y mucho más con el material que aportamos. Esto debe significar una alerta sobre nuestro sistema judicial porque se están violando los Derechos Humanos más elementales de esos chiquitos”.
El triste derrotero final de Ezequiel comenzó con una internación en un centro hospitalario por obra social y posteriores derivaciones hasta llegar al Centro Gallego, como particular. Allí encontró la muerte el martes, tras dos intervenciones. Allí se pudo ver a directivos de la empresa. Allí no pudieron acceder diputados nacionales y pediatras que se habían interesado por su salud.
Un hermetismo similar al dispuesto durante su velatorio y entierro, que algunos entendieron como maniobras tendientes a evitar la autopsia.
Cierto es que la mamá, el padrastro –que siguen trabajando en la granja– y algunas personas de la compañía, fueron los que encabezaron el humilde cortejo con sólo dos coronas. Una, con la leyenda “tus papis” y otra: “la empresa”. La única foto que presidió la sala velatoria fue una captura extraída, paradójicamente, de la cámara oculta realizada en 2008 por Alameda.
Al respecto, Grabois no duda sobre las intenciones de unos y otros. “La empresa quiso ocultar desde un primer momento, durante la internación en una clínica privada, que sería de alguien vinculado a la firma, hasta el entierro. En general, en estos casos se da que los familiares pueden hablar mucho tiempo después y recién cuando la justicia da claras señales de que va a actuar y protegerlos.”
Nuestra Huella nunca hizo pública su postura. Ayer, los muchos intentos de comunicación de este diario no pudieron franquear la barrera de “Alejandra no está”. Alejandra es Alejandra López Camelo, presidenta y accionista de la compañía. Sus socias son Leticia Esther García de Luaces y su hija Luz Luaces. Sobre las tres pesa un pedido de indagatoria y están denunciadas en causas laborales y penales por reducción a la servidumbre y trata de personas. http://tiempo.elargentino.com/notas/ordenan-autopsia-al-cuerpo-del-chico-esclavizado-granja-avicola