domingo, 4 de julio de 2010

Positivo

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 4 DE JULIO DE 2010
Armó un equipo auténticamente dieguiesta y firmó el regreso que va siendo habitual para la Selección. La ausencia de empates en todo su ciclo es la evidencia más elocuente de su idea, de su estirpe, de la opción más noble de tomar riesgos y asumir el compromiso de ir al frente. La trompada es demoledora, como lo fue el 6-1 en La Paz o la cornisa que se transitó en las Eliminatorias. A matar o morir fue siempre, y acaso eso sea la cosecha más valiosa.
En noviembre de 2008 Maradona tomó un equipo que deambulaba por Sudamérica buscando su forma y cierra las cuentas de esta etapa con un tremendo golpe, pero habiendo deslumbrado antes.
El análisis, el balance y la evaluación final no debe sacarse a partir de la última foto. Quedándose acá o habiendo sido campeón, es indudable que se marcó un camino acorde a la historia y se transitó con nobleza y gallardía.
Y anotó varias perlas. A saber: consolidó al arquero Sergio Romero, antes convocado como tercero en algunas ocasiones; incluyó a Gonzalo Higuaín, casi prohibido; se animó con Mario Bolatti y Javier Pastore, que ni aparecían como probables en lista alguna; acertó en la preparación previa al Mundial con el plan de menor desgaste y afianzamiento del grupo; encontró spre los cambios, tuvo razón en la rotación; hizo jugar bien a Lionel Messi y, fundamentalmente, le dio alma e identidad a un conjunt que recordó la esperanza.
Argentina encandiló con su fútbol hasta ayer, recibiendo elogios de Arrigo Sacchi, Johan Cruyff y tantos otros. Y enamoró con su entrega, su solidaridad y sus abrazos, sumando hinchas en Italia, Bangladesh, Cuba y donde fuese.
Quizá el barco naufragó de tan pesado que se hizo el viaje, con tanto vernáculo panqueque arribista que, claro, ya se apura para bajarse. Queda lejos en la memoria el inicio tumultuoso en el que ni siquiera pudo armar su equipo de colaboradres, con la negativa a incorporar a Oscar Ruggeri y la impón de Carlos ilardo como una especie de adlater vigilador, controlador y dueño de tácticas poderosas.
Acaso los mismos argumentos que se esgrimieron por estos días para observar que era "otro" Diego el que andaba por Sudáfrica -más prolijito, claro- hayan sido los que se creyeron razonables para desconfiar, para volver a contarle las costillas, como antes, como siempre.
Pero el tipo ya nació y se murió mil veces. Rendido, con un hilito de voz confiesa que quiere irse. ¿Quién sabe? En algún lugar, rodeado de piratas que esquivará uno por uno, con las piernas cortadas o enteras, el barrilete cósmico volverá a andar por las nubes certificando aquello de que "nada, nunca, nadie"... Y será cierto otra vez.