domingo, 13 de junio de 2010

El milagro que nace

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 13 DE JUNIO DE 2010

Despunta el milagro cotidiano en los hombres nuevos de todas las horas. Los pesados muros de concreta exclusión los esconden, los apartan, los niegan. Pero el milagro nace y los desborda.
Meten miedo esos hombres. Desafían a las miradas de soslayo que los escrutan.
Cantan un gol en harapos que, de grandioso, iguala.
Gritan los locos, retumban los pasillos del abandono. La lágrima escapa, en algún suelo de barro un viejo elástico de colchón se deja posar en ladrillos y espera que el fuego tueste lo que cada uno trajo.
La lluvia no llega a licuar nada. Apenas humedece lo que ya está humedecio. En el cielo gozan los que dicen que mataron.
Allá lejos, donde el relato ramplón invierte los colores del cuento de hadas que, esta vez, es de blancos malos que unos negros buenos hicieron recapacitar, otros tipos gastan la eterna escena de gloria del crack y la pelota.
Entregan la magia que recorre y no discrimina. Se alegra el que puede comprarla en 50 cuotas sin intereses, el que la abraza completamente descalzo, el que casi la desprecia, el que no la resigna, el que se conmueve, elue la defiende, el que la busca, el que la necesita y el que tiene de sobra.
Apretadita se queda, aferrada a la convicción de que eso, también eso, no se puede robar, ni escamotear, ni vender, ni alquilar.
Vive, late, sufre, pelea, disfruta. Solidaria, se deja estrujar en apretones populosos que la amparan y protegen.
Hay voces desde allá que amplificn las palabras que importan.
Hay sangre desde acá, que baila con ritmo propio.
Que agrega un visceral ¡Carajo! al festejo mundial... y al milagro de todas las horas.