domingo, 16 de mayo de 2010

Y Diego va

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 16 DE MAYO DE 2010

Y Diego va. La barba de dos colores lo denuncia pisando los 50, pero anda con la ilusión de u chico y proyecta con la sensatez de un adulto. Se sirve con dudosa eficacia de la prensa canalla que antes lo defenestró y ahora empieza a acomodar el discurso ante la evidencia de que la Selección  nunca dejó de ser candidata firme a discutir que sus letras quepan en los lugares de privilegio. Si hasta podría verse a ciertos personajes  tomando del hombro con falso cariño y excusándose por aquellas palabras con las tres que suelen justificar todo: “son sólo negocios”, deben haber dicho otra vez.

El 10, a pura nobleza, cuelga el traje de dios con que lo vistieron y se somete al juicio de los comunes. El final del recorrido a la copa que dos veces fue presumida compañera y hace años vive en casas de otros. Sudáfrica se vislumbra como un nuevo y asombroso capítulo del rey que muere y renace continuamente. Quizá después de eso ya no se le pueda pedir más. Aunque con él nunca se sabe.
Eduardo Galeano le tira un centro desde estas páginas. Lo mima, lo banca, le aconseja una finta elegante. Además, aunque se refiere a Uruguay, sintetiza con la brillantez que que ilumina a esta margen del mismo río. Dice el poeta: “tenemos un hermoso pasado por delante”. Y acaso no sea una melancólica letanía, sino más bien un mensaje atávico. Un destino que vuelve para recordar que ahí está, también, en la belleza del deporte que desmiente el elogio estéril, desprecia la diatriba interesada y atraviesa a una sociedad que renace de sus ruinas tras el descenso hacia el infierno de la desigualdad más grave que registre la historia doméstica.
Ese mandato al que Claudio Borghi le agrega una rabona para que Argentinos enamore. El que recompone los lazos quebrados e incluye haciendo lugar para todos.Tal vez en un mundo acostumbrado a darle valor supremo a los números, con los resultados puestos se trate de hablar de fracaso con las mismas frases pueriles conocidas y gastadas. Mientras tanto, dejugar se trata y es hora de salir a la cancha.