Los vecinos denunciaron que una ambulancia del SAME arribó sin médico.
PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 27 DE JULIO DE 2012
Una joven embarazada de alrededor de 20 años y dos de sus hijos, de uno y siete, fallecieron por las quemaduras. Otra
nena, de cuatro, continúa internada en grave estado en el Hospital Gutiérrez.
La muerte volvió a escribir su nombre ayer en la Villa 21, servida de todos
los condimentos para que no pueda ser evitada. La casa 20 de la manzana 3, en
la esquina de Iriarte y Zavaleta, ardió en llamas y por el pasillo de un metro de
ancho, donde no pasan ni las camillas, salieron heridos y cadáveres arrastrados
desesperada y solidariamente. Al final del desdichado trayecto, una ambulancia
del SAME sin médico a bordo marcó ridícula presencia. Leonela Berrioz,
embarazada, de alrededor de 20 años, y sus hijitos de uno y siete años murieron
por las quemaduras y el abandono. Otra nena de cuatro años lucha por su vida en
el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez con el 50% de su cuerpo escaldado y los
pulmones repletos de humo.
El fuego comenzó poco antes del mediodía, se presume que por
un cortocircuito, y fueron los vecinos quienes intentaron apagarlo, mientras
socorrían a las víctimas. Luego llegaron los bomberos, antes del arribo de la
segunda ambulancia, que sí contaba con un médico.
Tanto Leonela como sus hijos de uno y siete años, ingresaron
sin vida al Hospital General de Agudos J. A. Penna, a pocas cuadras del lugar.
Allí el equipo de guardia comprobó el embarazo de 27 semanas de la joven y, con
intervención del personal de neonatología, le practicaron una cesárea. El
intento fue vano, no lograron salvar tampoco a esa criatura.
Gustavo, uno de los primeros que llegó para ayudar, horas
después, con la vista clavada en el horizonte cercano, le aseguró a Tiempo
Argentino que la primera de las ambulancias arribó con la sola presencia del
chofer. "Cuando empezamos a apurarlo para que entrara caminando, nos
confesó que estaba solo y que él manejaba, nada más."
Sin embargo, el titular del SAME, Alberto Crescenti, que fue
a la zona, declaró a este diario que "se enviaron diez ambulancias que
llegaron en cinco o seis minutos, y hasta se dispuso el desplazamiento del
helicóptero para que traslade a la nena al Gutiérrez". Luego de negar sin
mayor explicación la falta del médico, se excusó de seguir y confesó que
"la oficina de prensa del gobierno de la Ciudad va a dar la información".
A esa altura, cuando el palabrerío intentaba razones, los
gritos y corridas ya eran silencio y desolación mientras avanzaba la tarde. Así
suele ser en los barrios sin atención.
Justamente, el miércoles, la organización La Poderosa denunció otro
incendio, esa vez en la Villa
31 bis, casa 80 de la manzana 12, con la misma desidia, destrato y abandono. Lo
apagó la gente a baldazos porque cuando llamaron al 911 recibieron una insólita
respuesta: "No se puede hacer nada, si no hay gente en esa vivienda; es
preferible esperar que se apague solo". No hubo víctimas de casualidad.
En tanto, las excusas y explicaciones se apilan, mientras la
muerte sucede. Las llamas del fuego o la furia de un tornado desatan tragedias
cotidianas al tiempo que el reclamo de urbanización se ningunea y esconde. La
fineza del pasillo contiene la definición de Gustavo, que queda retumbando:
"nos morimos de pobres. De eso nos morimos." «
RECUADRO
Un tema recurrente
La negación del servicio de salud por parte del SAME a los
barrios carenciados no es un tema nuevo. Dos casos recientes tuvieron
derivación judicial. En marzo de 2012 murió en la 31 Gustavo Maldonado. El SAME
nunca llegó y el Observatorio de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires
presentó una denuncia en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo N° 4, a cargo de Elena
Liberatori. El 5 de abril de 2011, la ambulancia del SAME no quiso entrar a la
31 para asistir a Humberto Ruiz y murió. Luego, el Juzgado Contencioso y
Administrativo N° 2, a
cargo del ex juez Roberto Andrés Gallardo, ordenó a Macri, “que en forma
inmediata confeccione un plan estructural de Salud".