domingo, 1 de julio de 2007

América rendida a los pies de Boca

Por DAMIÁN PUSSETTO

Especial para FÚTBOL MUNDIAL

La enorme base de la Copa Libertadores volvió a hacerle espacio a un viejo conocido para que grabe su nombre por sexta vez. Acaso convenciendo a todos sobre su estirpe copera, Boca Juniors apabulló a Gremio en la final de un torneo en el que debió convivir con los sobresaltos y se sitúa con credenciales indiscutibles en el olimpo de los elegidos junto al Milan italiano, el Real Madrid de España y el argentino Independiente.

Un Román Riquelme encendido fue determinante e inclinó la balanza en la quinta definición a la que arribó en los últimos ocho años. Su aire de invencible tal vez se haya consolidado en esta edición ya que aún a punto de morir, revivió tantas veces lo necesitó.

En la fase de grupos el xeneize empató en cero como visitante ante Bolívar y cayó 2 a 0 en México frente a Toluca y 3 a 0 con Cienciano, en Perú; en Buenos Aires

venció 1 a 0 al conjunto peruano, 3 a 0 a los mexicanos y 7 a 0 a los bolivianos para clasificarse segundo.

En octavos de final la victoria por 3 a 0 ante Vélez le sirvió para hacer valer el gol de diferencia en la caída por 3 a 1 en Liniers. Prosiguió con Libertad de Paraguay, que se llevó un empate a 1 en la Bombonera, pero no resistió en Asunción y se desplomó con un 2 a 0. En semis, el Cúcuta le encajó un 3 a 1 en Colombia, que fue trocado por 3 a 0 en Argentina. El 5 a 0 global de la final con Gremio resulta ser el paso más tranquilo y arrollador de los campeones.

Le bastó la categoría de Riquelme, la presencia eterna de Martín Palermo, el aplomo de Ever Banega –campeón más joven del historial con 18 años el día de la final-, la solidez de Hugo Ibarra, el acompañamiento del resto y la leyenda reciente que, está visto, juega a su favor.

Vitrinas repletas

Cierto es que los dirigentes auriazules deben haber acudido a carpinteros que les adapten las estanterías para continuar ubicando coronas. Seis Libertadores (1977, 1978, 2000, 2001, 2003 y 2007), tres copas Europea-Sudamericana que organizaban la CONMEBOL y la UEFA (1977, 2000 y 2003), otras tantas de la Recopa Sudamericana (1990, 2005 y 2006), dos entregas de la Sudamericana (2004 y 2005) y una Supercopa Sudamericana (1989), quince títulos que encandilan con tanto brillo.

En un aparador un poco alejado se suman la Master (1992) y la Copa de Oro Nicolás Leoz (1993) que pretenden justificar polémicas de supremacía. Los conductores del club de La Ribera instalaron la idea de que, con diecisiete, son los más ganadores del planeta iniciando un debate absurdo. Claro que omiten ciertos detalles a la hora de hacer las cuentas. La Copa Master se disputó solamente en 1992 y 1994 y enfrentaba a todos los campeones de la Supercopa Sudamericana, mientras que la Copa de Oro Nicolás Leoz se jugó en 1993, 1995 y 1996 y tomaban parte de ella los ganadores de las copas Conmebol, Master, Supercopa Sudamericana y Libertadores. Es decir, títulos ganados con mucha dignidad, que no dejan de ser de campeonatos de poca repercusión y duración.

Milan de Italia es verdaderamente quien ostenta la cima con siete copas de Europa (1963, 1969, 1989, 1990, 1994, 2003 y 2007), cuatro Supercopas de Europa (1989, 1990, 1994 y 2003), tres intercontinentales (1968, 1989 y 1990) y dos Recopa (1968 y 1973). Dieciséis festejos con los que supera por uno a Boca, Real Madrid e Independiente.

Los Merengues de Madrid poseen nueve copas de Europa (1955, 1956, 1957, 1958, 1959, 1960, 1998, 2000 y 2002), tres intercontinentales (1960, 1998 y 2002), dos copas de la UEFA (1985 y 1986) y una Supercopa de Europa (2002). Por su parte, el Diablo Rojo cuenta con siete Libertadores (1964, 1965, 1972, 1973, 1974, 1975 y 1984), tres interamericanas (1973, 1974 y 1976), dos Supercopa de Sudamérica (1994 y 1995), dos intercontinentales (1973 y 1984) y una Recopa Sudamericana (1995).

Todavía más lejos

La reivindicación boquense se beneficia con los cálculos que efectúan quienes descartan dianas que no consideran. No obstante, de optar por meter todo en iguales bolsas agregando triunfos menores, la distancia con Boca se pronunciaría. Milan tendría 19 porque añadiría las dos copas Latina que ganó (competición que enfrentó entre 1949 y 1957 a los campeones de las ligas de Francia, Italia, Portugal y España) y la Copa Mitropa (antigua competición que jugaban equipos del centro de Europa). Real Madrid sería el segundo con 18, ya que también ganó dos copas Latina y una Iberoamericana, competición de una sola edición que se creó en 1994 para enfrentar a los campeones de la Copa de Oro Nicolás Leoz y la Copa del Rey. Finalmente, Independiente tendría otros dos que cargar, ambos conquistados en la Copa Ricardo Aldao, añejo desafío disputado entre los equipos campeones de Argentina y Uruguay.

Incluso, al calor de esta disputa, surgieron historiadores que afirman el liderazgo del Club Nacional de Fútbol, de Montevideo, asegurando que tiene en su haber veintiún certámenes internacionales, ya que le agregan a sus tres Libertadores, tres intercontinentales, una Recopa y dos interamericanas, los títulos que obtuvo (dos Tie Competition, cuatro copas de Honor y seis Ricardo Aldao) antes de que existiera la Libertadores.

La reyerta llegó a tal extremo de que Boca iniciara gestiones –abortadas rápidamente- para jugar la Intercontinental de 1978 que quedó pendiente entre ellos y el Liverpool inglés. Inmediatamente, sus pares de Independiente imaginaron jugar la Intercontinental de 1975 ante el Bayern Münich y la Interamericana de 1984 ante el Transvaal de Surinam.

Es indudable que Boca es un gran campeón de la época y que, además, seguirá contando con chances de acercarse y sobrepasar a quien le antecede. Invitado todos los años a disputar la Copa Sudamericana, habitual participante de la Libertadores, con cita a fin de año para pelear la Copa Mundial de Clubes, el pronóstico de renovar las fotos de capitanes xeneizes levantando trofeos es bastante evidente.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

El adiós a un grande


Por DAMIÁN PUSSETTO

Especial para FÚTBOL MUNDIAL

Seguramente sonrió esa mañana del 3 de noviembre y extendió su mano amiga a cada uno de los que lo acompañaron en el último trance en Cleveland, Estados Unidos. Debe haberse despedido con cortesía avisando que su ya débil corazón no resistía más, a pesar de los cuatro by-pass. Poco antes de cumplir 70 años, Alberto Pedro Spencer Herrera, dijo adiós y se fue a instalar en el panteón de las leyendas, donde tenía un lugar de privilegio asegurado desde siempre.

Las primeras lágrimas brotaron en Ecuador y Uruguay, sus dos patrias, y enseguida se esparcieron por América para comenzar a extrañar al máximo goleador de la Copa Libertadores con 54 conquistas, al caballero, al diplomático, al emblema de una época dorada que se añora.

Nacido en Ancón un 6 de diciembre de 1937, deslumbró en el modesto Everest y llamó la atención de Peñarol de Montevideo, en el que se presentó en 1960 con cuatro goles al Jorge Wilsterman de Bolivia. Allí marcó 48 goles en la Copa, completando su cifra con seis más en el Barcelona de Ecuador.

Ocho veces campeón uruguayo, tres de la Libertadores (1960, 1961 y 1965) y dos de la Intercontinental, en 1961 frente al Benfica de Portugal y en 1966 ante el Real Madrid. 519 ocasiones aurinegro con 326 festejos, en 1971 fue repatriado a su tierra por el popular Barcelona Sporting Club y también dio la vuelta olímpica impactando 18 veces la red. Ya antes de viajar al Río de la Plata había registrado 101 goles para Everest.

Tanto lo quiso Uruguay que se puso la celeste para defenderla en 1964 cuando en Wembley derrotó a Inglaterra por 2 a 1. Sólo aceptó el convite en otros cinco amistosos y declinó hacerlo oficialmente, por respeto a su país natal ya que jugó en su selección once encuentros.

En 1973 colgó los botines y retornó a Montevideo, donde sus dones de buena gente lo llevaron a convertirse en cónsul del Ecuador hasta el final de sus días. Querido y respetado, acaso las conmovedoras escenas recientes demuestren el cariño que la gente común le profesó.

Su cuerpo fue trasladado a Guayaquil, donde se le rindió homenajes en los que participó el presidente de la república, Alfredo Palacio, la directiva del Barcelona anunció que impondrá su nombre al estadio del club y, ya en Montevideo para el descanso eterno, el fervor popular a modo de tributo a su ídolo quedó exhibido en el palacio Peñarol.

“Hoy despedimos a un grande entre los grandes”, afirmó el dos veces presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, antes de que los aplausos tapasen su voz. “Alberto era poseedor de un estilo y sello irrepetible como futbolista pero sobre todo fue un caballero del deporte, un grande dentro y fuera de los campos que tuvo adversarios pero ningún enemigo”, agregó.

martes, 10 de octubre de 2006

¿Todo pasa?

Por DAMIÁN PUSSETTO

Especial para FÚTBOL MUNDIAL

Acaso como una cruel ironía del destino, la frase que gastó tanto hasta hacerla propia, termine por ser la que más odie. En el dedo meñique de la mano izquierda de Julio Humberto Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) desde hace 27 años, sobresale un anillo de oro con dos palabras que tal vez expliquen sintéticamente la base de su estrategia para transitar miles de tormentas y salir indemne: “todo pasa”, dice en la joya. Quizá, también su figura comience lentamente a ser parte del pasado.

Cuestionado desde distintos ámbitos, sin éxitos deportivos a la vista, con una Selección que suma disgustos al reciente mando de Alfio Basile, con clubes pobres que reclaman tímidamente un mejor reparto del dinero, el continuo problema de la violencia en los estadios y un gobierno nacional que envía mensajes de incomodidad respecto de su liderazgo, el casi indiscutido dueño de la pelota a lo largo de poco menos de tres décadas se sienta sobre su todavía enorme porción de poder y se dispone a resistir uno a uno los embates.

El inmortal

Cierto es que el hombre al que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) le confía el manejo de unos 3.000 millones de euros por año desde la presidencia de la Comisión de Finanzas, se aferra a una compleja red que lo sostiene y, aunque se agriete, no se rompe totalmente.

Más de cien allanamientos en la sede central de la AFA y empresas sindicadas como ligadas a su titular, embestidas de diputados y jueces lo han puesto en jaque más de una vez y “don Julio” –como se lo nombra con picardía y ligándolo a las costumbres mafiosas- salió airoso.

Arribado al cargo durante la sangrienta dictadura militar, apenas recobrada la democracia se preveía su salida. Rápidamente encontró su lugar y hasta pasó sin sobresaltos una solicitud de intervención de los legisladores peronistas Miguel Unamuno y Héctor Maya. Éxitos deportivos mediante, tampoco lo tumbó la denuncia del diputado justicialista por la provincia de Chubut, Mario Das Neves, por presunta administración fraudulenta y evasión impositiva. El juez de la causa fue destituido y con eso la investigación no avanzó.

Mucho después, el periodista inglés David Yallop, en su libro How they stole the game (Cómo nos robaron el juego), aseguró que diversos dirigentes de Asia y África recibieron dinero para votar al suizo Joseph Blatter como presidentede la FIFA. Sudamérica aportó los sufragios decisivos en aquella elección y, entonces, fue Grondona el encargado de desmentir con énfasis al cronista europeo y dejando en claro que sus conexiones y posiblemente su mejor sostén llegan hasta Suiza.

Paso a paso

Frente a semejante rival, el gobierno argentino parece haber optado por una táctica de desgaste a largo plazo, descartando el choque frontal y directo. Mientras alimenta las figuras de Raúl Gámez -vicepresidente de Vélez Sarsfield- y Carlos Heller -ex vice de Boca Juniors-, teje acuerdos con los titulares de varios clubes -José María Aguilar, de River, Álvaro Balestrini, hermano del presidente de la Cámara de Diputados y máximo dirigente de Vélez, por ejemplo- y se diferencia del criterio de AFA toda vez que puede.

Recientemente, un nuevo brote de violencia en los estadios los puso en veredas opuestas. El Ministro del Interior, Aníbal Fernández, hizo declaraciones públicas a favor de castigar con severas quitas de puntos a los equipos cuyos hinchas generen desmanes, mientras que el Tribunal de Disciplina sancionó tibiamente a las instituciones.

El poder político le reclama un mayor compromiso a la dirigencia en un ítem que muestra a todos sus números en la columna del debe con más de 200 muertos en episodios violentos en estadios argentinos –más de la mitad durante la gestión grondonista y once desde mayo de 2003, cuando asumió el gobierno nacional de Néstor Carlos Kirchner- y la friolera de 120 partidos suspendidos entre 2000 y la mitad de 2006.

En diversos despachos ministeriales comenzó a circular un borrador que incluye dieciocho puntos en los que el Poder Ejecutivo iría introduciendo cambios hasta acotar su autoridad a tal punto de imponer un candidato que lo reemplace en octubre de 2007. Algunos de ellos son: modificación en los estatutos para impedir la reelección indefinida, democratización del Comité Ejecutivo y cambio total de los integrantes del Tribunal de Disciplina constituyendo uno nuevo mediante concurso abierto.

Más cuestionamientos

Sin embargo, no sólo el oficialismo plantea sus disidencias. Pablo Failde, legislador del partido Acción para una República de Iguales (ARI), expresó que “Grondona es parte del problema de la violencia, no de las soluciones”, y agregó que “es poco creíble que una institución que no elige democráticamente a sus autoridades y mantiene en forma vitalicia por 30 años a un mismo presidente pueda dar sugerencias de cómo solucionar esto”.

La estocada final de Failde fue profunda. “Entre algunos dirigentes del fútbol argentino hay una especie de mecanismo de impunidad donde nadie puede ser tocado. En la medida en que no se eche por tierra esa pared con distintas medidas, tengo mis serias dudas que podamos avanzar. En algún momento se tiene que romper la cadena de complicidades y cuestiones turbias”.

A los 75 años, quien comenzara siendo un humilde ferretero en Sarandí, al sur del Gran Buenos Aires, divide sus horas en el edificio de la calle Viamonte, donde todos se dirigen a él anteponiendo invariablemente un formal “señor presidente” y la apacibilidad del campo que posee en Loma Verde, provincia de Buenos Aires. Sus íntimos confiesan en secreto que la idea de delegar el mando ya le ronda en la cabeza, pero que aún no identifica quién puede ser el agraciado. Duda sobre quien se cierne como el natural, a la sazón, Julio Ricardo, su hijo y presidente de Arsenal Fútbol Club.

No obstante, acaba de suscribir un contrato por 18 millones de dólares para que la Selección argentina dispute 24 partidos entre 2006 y 2010. Las cláusulas que impuso la empresa Renova Group, de propiedad de Víctor Vekselberg -cuarto hombre más rico de Rusia con una fortuna de 7.800 millones de euros- que permiten elegir jugadores, fechas, rivales y lugares de disputa, el monto total de la operación y, fundamentalmente, la extensión que va más allá del mandato actual del titular de la AFA, también recoge críticas y enojos.

El propio seleccionador, Alfio Basile, con las derrotas frente a Brasil y España a cuestas y un compromiso más por cumplir antes de fin de año, abogó por “nuevas condiciones” para el 2007. Tal vez sea la primera piedra de discordia en la segunda vuelta del “Coco”. No sería extraño que él también haya cambiado sus modos y copie a quienes lo siguieron tras el fallido de 1994. En hilera, Daniel Passarella, Marcelo Bielsa y José Pekerman dejaron sus sitios vacantes con molestias evidentes y don Julio se enteró de sus adioses por televisión.

Por el momento, Julio Humberto Grondona lanza sus respuestas en reportajes breves. Golpea y sale de escena. Va respondiendo en momentos y lugares que escoge a placer. También firmó una extensa carta de 2.979 palabras en la web oficial del organismo y en la que abundan las apelaciones voluntaristas y huelgan los datos. Y lustra su anillo, seguramente, convencido de que volverá a mostrarse del lado de los vencedores jurando que siempre “todo pasa”. El tiempo dirá.

viernes, 1 de septiembre de 2006

Ventas al por mayor, saldos de ocasión

Por DAMIÁN PUSSETTO

Especial para FÚTBOL MUNDIAL

Acosado por la falta de buenos resultados deportivos que contrastan con los que sí obtiene su rival, Boca Juniors, con una deuda global estimada en 30 millones de dólares, aprobada la venta de un grupo de jugadores en paquete listo para desarmar, con la influencia de la barrabrava muy visible y con su presidente, José María Aguilar, procesado en la Justicia por evasión impositiva y con piadosa licencia, el gigante Club Atlético River Plate pasa sus días agitados y reconociendo problemas que siempre vio cómo los transitaban otros. Nunca él.

Una agitada reunión de Comisión Directiva de finales de septiembre pareció elevar la tensión hasta el punto de la explosión. Retiro de vocales por la minoría, renuncias en el oficialismo, vacaciones concedida al titular de la institución y una transacción al por mayor aprobada casi a libro cerrado, fueron el menú de la discordia.

Argumentando exigencias del poderoso caballero “don dinero”, se cerró trato con el

empresario israelí Pinas Zahavi para que, mediante el depósito de 13 millones de dólares, se hiciera con los pases o porcentajes de Gonzalo Higuain, Fernando Belluschi, Augusto Fernández, Juan Antonio y Mateo Mussachio. A todos los inscribió en el Locarno de Suiza, aunque difícilmente alguno vista esa camiseta. No sería extraño, tampoco, que compartan equipo con Javier Mascherano y Carlos Tévez en el West Ham inglés ya que versiones muy fuertes indican que el comprador es en realidad un testaferro del iraní Kía Joorabchian, dueño de los destinos de éstos.

Deme dos

Por Belluschi e Higuain, que se irán del club en junio de 2007, percibirá 12.000.000 de dólares, en tanto que el millón restante será por los juveniles Antonio, Fernández y Mussachio que se quedarán en Buenos Aires hasta 2008. También se estableció el modo de repartir los excedentes de hipotéticas y futuras transferencias. Por los dos primeros habrá reparto igualitario en sumas obtenidas superiores a los 6 millones, mientras que por los demás, el club retendrá el 60 por ciento, a excepción de Antonio, por el que se debe compartir ganancias con la Comisión de Actividades Infantiles (equipo del ascenso en Argentina) que ostenta el 40 por ciento de su ficha.

El tesorero de la institución, Héctor Grinberg, se apura en calificar la operación como “muy beneficiosa” y confiesa que es urgente atender el “déficit operativo que es grande”. Sin embargo, no avanza y se niega a establecer cuánto queda en rojo en la columna del debe mes a mes. Los cálculos más racionales ubican a la merma en la friolera de 4 millones y medio de pesos, algo así como un millón y tres cuartos de dólar cada treinta días.

Acaso con ese mismo afán de conseguir que las deudas comiencen a ser más flacas, los dirigentes cerraron trato con el Mallorca español para ceder al arquero Germán Lux. El ex integrante de la selección argentina perdió el puesto de titular a manos de Juan Pablo Carrizo y eso lo ubicó en el terreno de los negociables. Cinco cuotas de 400.000 dólares, dinero fresco para la caja y todos contentos ¿Todos contentos? Pues no, el jugador advirtió días después que se les había pasado por alto preguntarle a él, justamente, si aceptaba marcharse y se dispuso a resistir.

Rematando las joyas

En tanto, la oposición política no logró evitar el propósito como sí lo consiguiera antes al frenar la megaventa de 16 juveniles de las divisiones menores por 3 millones de dólares. Andrés Ballotta, un joven directivo grafica con una frase la visión del momento del club: “es un barco a la deriva”, dice.

En tren de generar recursos novedosos, River le encargó a una consultora que estudie la posibilidad de ofrecerle a un fabricante de gaseosas que le agregue su nombre al estadio Monumental. Mientras el debate crece y se recogen muchas más muestras de descontento que de aprobación a una costumbre tan arraigada en Norteamérica y Europa, pero inédita en Sudamérica, pasó inadvertido que en realidad en la empresa no tiene intención alguna en invertir poco más de 20 millones de dólares para ligar las marcas por varios años.

Por el momento, la idea sólo sirvió para una risueña réplica del presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri, quien siempre refiere a la frialdad del estadio millonario y esta vez entendió lógico el acuerdo pues “es natural que a las bebidas gaseosas se las enfríe en la heladera”.

Como si fuese poco...

Cierto es que, para agregar detalles a la convulsionada interna, la barrabrava sacó a la luz sus violentas participaciones en el Mundial de Alemania, en Paraguay durante el enfrentamiento con Libertad y en el estacionamiento interno del club, tras una derrota con Racing el 20 de agosto, cuya represalia escogida fue cortar los neumáticos de 17 automóviles de los jugadores.

Agobiado por ese contexto y con el procesamiento resuelto por el Juzgado en lo Penal Tributario Nº 1 el 27 de octubre de 2005 y cuyo fallo, la Sala B de la Cámara de Apelaciones, ratificó el 2 de febrero de este año y en el que se estudia si se apropió del impuesto a las ganancias deducido a varios futbolistas, José María Aguilar se tomó un recreo y aunque afirma que a su vuelta mostrará un balance que, por lo bueno, “pocos clubes pueden exhibir”, difícilmente la situación sea mejor a la actual.

En su descanso quizá prenda velas confiando en algún santo benefactor para que la realidad deportiva le brinde alegrías que, al menos, tranquilicen los ánimos. Es que el paso ganador de Boca se contrasta con el presente propio y los hinchas van perdiendo la paciencia. El Clausura 2004 –último título- ya suena muy lejano. Eliminado en Copa Libertadores, con posición expectante en el Apertura local, el conjunto de Daniel Passarella mezcla escenas de triunfos con otras de derrotas, más acordes con los tiempos recientes –sobre todo en el final de la gestión de Leo Astrada y durante el frustrado paso de Reinaldo Carlos Merlo, desbancado por una revuelta de los jugadores-. Al menos se observa una mayor jerarquía en los refuerzos, aunque todavía el esperado regreso de Ariel Arnaldo Ortega no haya provocado el estallido que se esperaba.