martes, 10 de octubre de 2006

¿Todo pasa?

Por DAMIÁN PUSSETTO

Especial para FÚTBOL MUNDIAL

Acaso como una cruel ironía del destino, la frase que gastó tanto hasta hacerla propia, termine por ser la que más odie. En el dedo meñique de la mano izquierda de Julio Humberto Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) desde hace 27 años, sobresale un anillo de oro con dos palabras que tal vez expliquen sintéticamente la base de su estrategia para transitar miles de tormentas y salir indemne: “todo pasa”, dice en la joya. Quizá, también su figura comience lentamente a ser parte del pasado.

Cuestionado desde distintos ámbitos, sin éxitos deportivos a la vista, con una Selección que suma disgustos al reciente mando de Alfio Basile, con clubes pobres que reclaman tímidamente un mejor reparto del dinero, el continuo problema de la violencia en los estadios y un gobierno nacional que envía mensajes de incomodidad respecto de su liderazgo, el casi indiscutido dueño de la pelota a lo largo de poco menos de tres décadas se sienta sobre su todavía enorme porción de poder y se dispone a resistir uno a uno los embates.

El inmortal

Cierto es que el hombre al que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) le confía el manejo de unos 3.000 millones de euros por año desde la presidencia de la Comisión de Finanzas, se aferra a una compleja red que lo sostiene y, aunque se agriete, no se rompe totalmente.

Más de cien allanamientos en la sede central de la AFA y empresas sindicadas como ligadas a su titular, embestidas de diputados y jueces lo han puesto en jaque más de una vez y “don Julio” –como se lo nombra con picardía y ligándolo a las costumbres mafiosas- salió airoso.

Arribado al cargo durante la sangrienta dictadura militar, apenas recobrada la democracia se preveía su salida. Rápidamente encontró su lugar y hasta pasó sin sobresaltos una solicitud de intervención de los legisladores peronistas Miguel Unamuno y Héctor Maya. Éxitos deportivos mediante, tampoco lo tumbó la denuncia del diputado justicialista por la provincia de Chubut, Mario Das Neves, por presunta administración fraudulenta y evasión impositiva. El juez de la causa fue destituido y con eso la investigación no avanzó.

Mucho después, el periodista inglés David Yallop, en su libro How they stole the game (Cómo nos robaron el juego), aseguró que diversos dirigentes de Asia y África recibieron dinero para votar al suizo Joseph Blatter como presidentede la FIFA. Sudamérica aportó los sufragios decisivos en aquella elección y, entonces, fue Grondona el encargado de desmentir con énfasis al cronista europeo y dejando en claro que sus conexiones y posiblemente su mejor sostén llegan hasta Suiza.

Paso a paso

Frente a semejante rival, el gobierno argentino parece haber optado por una táctica de desgaste a largo plazo, descartando el choque frontal y directo. Mientras alimenta las figuras de Raúl Gámez -vicepresidente de Vélez Sarsfield- y Carlos Heller -ex vice de Boca Juniors-, teje acuerdos con los titulares de varios clubes -José María Aguilar, de River, Álvaro Balestrini, hermano del presidente de la Cámara de Diputados y máximo dirigente de Vélez, por ejemplo- y se diferencia del criterio de AFA toda vez que puede.

Recientemente, un nuevo brote de violencia en los estadios los puso en veredas opuestas. El Ministro del Interior, Aníbal Fernández, hizo declaraciones públicas a favor de castigar con severas quitas de puntos a los equipos cuyos hinchas generen desmanes, mientras que el Tribunal de Disciplina sancionó tibiamente a las instituciones.

El poder político le reclama un mayor compromiso a la dirigencia en un ítem que muestra a todos sus números en la columna del debe con más de 200 muertos en episodios violentos en estadios argentinos –más de la mitad durante la gestión grondonista y once desde mayo de 2003, cuando asumió el gobierno nacional de Néstor Carlos Kirchner- y la friolera de 120 partidos suspendidos entre 2000 y la mitad de 2006.

En diversos despachos ministeriales comenzó a circular un borrador que incluye dieciocho puntos en los que el Poder Ejecutivo iría introduciendo cambios hasta acotar su autoridad a tal punto de imponer un candidato que lo reemplace en octubre de 2007. Algunos de ellos son: modificación en los estatutos para impedir la reelección indefinida, democratización del Comité Ejecutivo y cambio total de los integrantes del Tribunal de Disciplina constituyendo uno nuevo mediante concurso abierto.

Más cuestionamientos

Sin embargo, no sólo el oficialismo plantea sus disidencias. Pablo Failde, legislador del partido Acción para una República de Iguales (ARI), expresó que “Grondona es parte del problema de la violencia, no de las soluciones”, y agregó que “es poco creíble que una institución que no elige democráticamente a sus autoridades y mantiene en forma vitalicia por 30 años a un mismo presidente pueda dar sugerencias de cómo solucionar esto”.

La estocada final de Failde fue profunda. “Entre algunos dirigentes del fútbol argentino hay una especie de mecanismo de impunidad donde nadie puede ser tocado. En la medida en que no se eche por tierra esa pared con distintas medidas, tengo mis serias dudas que podamos avanzar. En algún momento se tiene que romper la cadena de complicidades y cuestiones turbias”.

A los 75 años, quien comenzara siendo un humilde ferretero en Sarandí, al sur del Gran Buenos Aires, divide sus horas en el edificio de la calle Viamonte, donde todos se dirigen a él anteponiendo invariablemente un formal “señor presidente” y la apacibilidad del campo que posee en Loma Verde, provincia de Buenos Aires. Sus íntimos confiesan en secreto que la idea de delegar el mando ya le ronda en la cabeza, pero que aún no identifica quién puede ser el agraciado. Duda sobre quien se cierne como el natural, a la sazón, Julio Ricardo, su hijo y presidente de Arsenal Fútbol Club.

No obstante, acaba de suscribir un contrato por 18 millones de dólares para que la Selección argentina dispute 24 partidos entre 2006 y 2010. Las cláusulas que impuso la empresa Renova Group, de propiedad de Víctor Vekselberg -cuarto hombre más rico de Rusia con una fortuna de 7.800 millones de euros- que permiten elegir jugadores, fechas, rivales y lugares de disputa, el monto total de la operación y, fundamentalmente, la extensión que va más allá del mandato actual del titular de la AFA, también recoge críticas y enojos.

El propio seleccionador, Alfio Basile, con las derrotas frente a Brasil y España a cuestas y un compromiso más por cumplir antes de fin de año, abogó por “nuevas condiciones” para el 2007. Tal vez sea la primera piedra de discordia en la segunda vuelta del “Coco”. No sería extraño que él también haya cambiado sus modos y copie a quienes lo siguieron tras el fallido de 1994. En hilera, Daniel Passarella, Marcelo Bielsa y José Pekerman dejaron sus sitios vacantes con molestias evidentes y don Julio se enteró de sus adioses por televisión.

Por el momento, Julio Humberto Grondona lanza sus respuestas en reportajes breves. Golpea y sale de escena. Va respondiendo en momentos y lugares que escoge a placer. También firmó una extensa carta de 2.979 palabras en la web oficial del organismo y en la que abundan las apelaciones voluntaristas y huelgan los datos. Y lustra su anillo, seguramente, convencido de que volverá a mostrarse del lado de los vencedores jurando que siempre “todo pasa”. El tiempo dirá.