viernes, 27 de julio de 2012

Mueren tres personas al incendiarse una casa en la Villa 21


Los vecinos denunciaron que una ambulancia del SAME arribó sin médico.

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 27 DE JULIO DE 2012

Una joven embarazada de alrededor de 20 años y dos de sus hijos, de uno y siete, fallecieron por las quemaduras. Otra nena, de cuatro, continúa internada en grave estado en el Hospital Gutiérrez.


La muerte volvió a escribir su nombre ayer en la Villa 21, servida de todos los condimentos para que no pueda ser evitada. La casa 20 de la manzana 3, en la esquina de Iriarte y Zavaleta, ardió en llamas y por el pasillo de un metro de ancho, donde no pasan ni las camillas, salieron heridos y cadáveres arrastrados desesperada y solidariamente. Al final del desdichado trayecto, una ambulancia del SAME sin médico a bordo marcó ridícula presencia. Leonela Berrioz, embarazada, de alrededor de 20 años, y sus hijitos de uno y siete años murieron por las quemaduras y el abandono. Otra nena de cuatro años lucha por su vida en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez con el 50% de su cuerpo escaldado y los pulmones repletos de humo.
El fuego comenzó poco antes del mediodía, se presume que por un cortocircuito, y fueron los vecinos quienes intentaron apagarlo, mientras socorrían a las víctimas. Luego llegaron los bomberos, antes del arribo de la segunda ambulancia, que sí contaba con un médico.

lunes, 16 de julio de 2012

Más de quinientos argentinos ya se graduaron en facultades cubanas

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 16/7/2012

Una tendencia que crece desde que, en 1999, el país caribeño decidió formar en sus universidades a extranjeros.
La mayoría estudia Medicina, pero también Ingeniería, Educación Física y Geología, entre otras carreras. Este mes se recibirán 56 médicos y en 2013, otros 400. Con becas de materiales y alojamiento, hay 680 estudiantes más en la isla.
El devastador paso del huracán Mitch por América Central y el sur de la Florida, a fines de 1998, había dejado sus heridas visibles sin reconocer fronteras. Miles de médicos cubanos volvieron entonces a demostrar solidaridad y destreza en latitudes foráneas. Acaso adiestrado en convertir necesidades en virtudes y utopías en realidades, Fidel Castro razonó con lógica indestructible que ya era tiempo de formar profesionales extranjeros en la isla, para que trabajasen luego cada uno en su territorio. Un viejo cuartel en La Habana cambió sus formas para que naciera la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELaM), que no dejó de crecer, sorteando dificultades.

sábado, 7 de julio de 2012

Un programa de radio con la integración como meta

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 7/07/2012
Realizado por jóvenes con distintas discapacidades, “Palabras en Conjunto” acaba de comenzar su octava temporada en el aire.
Están ahí. Desafiados, van dispuestos a no dejarse vencer. Es temprano. Los relojes anuncian que las 11 se acercan. Hace frío. La vorágine céntrica se atempera los sábados, pero la vereda del edificio de Esmeralda 77 todavía es un ir y venir. Ahí hay siete pisos. Siete. Sillas de ruedas, bastones y muletas suman el tono épico y metálico a la subida. Por fin se juntan, se besan, se saludan, respiran y esperan la señal: “Estamos en el aire”, escuchan, y arremeten.
Tienen entre 18 y 35 años y discapacidades leves, intelectuales o motoras. Son los palabreros que realizan el programa Palabras en Conjunto, que se emite todos los sábados de 11 a 12 por Radio Arinfo (www.arinfo.com.ar) y arrancan su octava temporada.
Matías Nirenberg, comunicador, coordinador y precursor, apunta a la hora de explicar de qué se trata el asunto: “Sencillamente, nos propusimos visibilizar voces.” Junto a Miguel Padawer lanzó la propuesta el 11 de junio de 2005 con cinco conductores, hoy oscilan entre diez y 12. Una experiencia anterior, desde 2002, en tres instituciones de educación especial le había dado la buena nueva de que la utopía era posible. “Derribamos el mito y el prejuicio sobre la imposibilidad o falta de acceso de los jóvenes con discapacidad a un medio de comunicación masivo”, dice orgulloso.
Allá lejos garabatearon las consignas que después fueron ciertas: “Lograr que el público acceda a información sobre temáticas poco difundidas y analizadas en los medios masivos de comunicación, a través de un lenguaje sencillo para todos nuestros escuchas; posibilitar un espacio de intercambio entre los protagonistas de la radio y el resto de la comunidad, abriendo los micrófonos a todas las instituciones que deseen participar de nuestra emisión; facilitar un ámbito de expresión libre y responsable para la discusión constructiva en base a los conocimientos expuestos en el programa; libre acceso a la información y al conocimiento por parte del radio-escucha, sin barreras socio-comunicacionales.”
Quizá faltó agregar entonces que, además, serían completamente libres. El proyecto se sostiene económicamente con las cuotas que abonan los participantes y no recibe ningún tipo de ayuda, ni estatal, ni privada.
Coordinados por Matías Nirenberg y Miguel Padawer, con la locución de Makarena Lezica, quienes realizan las tareas y aprenden todos los oficios radiales son Ezequiel Toranzo, Bautista Lucci, Gabriel Gerosa, Maia Kor, Gastón Salvo, Gabriel Gerosa, Federico Nieto, Lucila Álvarez, Mariano Gallotti, Augusto Cereseto, Juan Manuel Forbes, Iván Espinosa, Lucas Méndez Cagegi y Nicolás Blandizzi.
El programa recorre las secciones que lo asimilan a los convencionales. Se comenta “la noticia de la semana”, se amplía con “el ojo curioso”, se viaja hacia atrás en “disco retro”, se reflexiona en “la asamblea consejera”, aparece el “cuento sonoro” y se le da pase al móvil antes del “show de los saludos”. Sin embargo, no es uno más de tantos. En el pequeño estudio se escuchan y se viven  palabras como tolerar, respetar, acompañar y cuestionar. Todo eso pasa mientras el micrófono está abierto. Cuando se cierra, sucede que la fortaleza trasuntada en autonomía ya no abandona esos cuerpos.


miércoles, 4 de julio de 2012

“Nunca hicieron nada: ni antes, ni el día de la tormenta, ni después”

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 4 DE JULIO DE 2012

Por Damián Pussetto

Algunos escombros están ahí. Todavía. Unos pocos ladrillos se van apilando despacio en el agujero donde hasta hace 90 días había una casa con el número 59 en la Manzana 25 de la Villa 21. Las paredes se levantan entre los troncos que nadie se llevó. Facundo no está. Cristina se pregunta por qué.
La vida de Cristina Inca y Héctor Correa cambió para siempre ese 4 de abril de 2012. La de Facundo Correa, su hijo de 14 años, se cortó cuando un enorme álamo se vino abajo sobre su vivienda y murió aplastado. El maltrato, la ignominia y la desidia con que fueron tratados dejando sin atender durante ocho años las denuncias que presentaron para que quitasen ese peligroso árbol, permanecen allí, lastimándolos.
Cuenta Cristina que Facundo ya descansa en paz en Jujuy, de donde es oriunda la familia, que el 9 de junio hubiera cumplido 15 años, que sus amigos y vecinos son su único sostén, que volvió a trabajar, que toma pastillas para dormir, que llora… que llora sin parar.
“No hicieron nada. Nunca hacen nada. Ni antes, para sacar el árbol, ni el día de la tormenta, para emitir un alerta, ni después”, relata y agrega que hasta tuvo que ir tres veces a solicitar que retiraran los restos de los troncos porque nadie los sacaba y ni así se los llevaron todos.
El gobierno porteño, que no podó y que no avisó, tampoco reparó. Tras ofrecer un ofensivo subsidio de escasos 1200 pesos, que fue rechazado, hace tres semanas comenzó a aportar los materiales con los que una cooperativa está reconstruyendo el hogar. Mientras tanto, el matrimonio Correa vive de prestado en lo de otros familiares.
“Primero me hablaron de que en 12 meses se iba a hacer la casa, después me la prometieron en dos, pero ese plazo ya pasó y lo cierto es que ellos solamente aportan los materiales, el trabajo lo hace la cooperativa.”
En estos días recibe a los muchos testigos que se acercan para ofrecerse a declarar en el juicio civil que iniciará contra el gobierno de la Ciudad por su ausencia de respuesta. “Yo quería un juicio penal porque lo que busco es justicia. Quiero que aparezca un responsable y que pague su culpa. Mi hijo debería estar vivo, en cambio, tenemos que demostrar que era un buen chico. No hay derecho para que nos hagan esto”, explica.
Devastada, Cristina agradece el apoyo de sus vecinos de la asamblea La Poderosa Villa 21 y el asesoramiento de la Agrupación 14bis Derecho. Esta tarde va a llorar, sabe que va a llorar al ver a los compañeritos de la escuela Nº 11 República de Haití cuando lo recuerden a las 19:30 en la Parroquia Nuestra Señora de Caacupé sobre la calle Osvaldo Cruz. Después se secará las lágrimas para seguir preguntando por qué y buscando responsables.