jueves, 27 de mayo de 2010

Abanderado

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 27 DE MAYO DE 2010

Sobrelleva con nobleza todas scontradiccions, natura, esenciales. Aprisiona en un cuerpito de un metro sesenta los fulgores de dios que le asignaron sin preguntarle nada. Se alegra, se enoja, provoca, se equivoca, como todos, como nadie.
Seguramente es de abao, de bien adentro, que le nacen las ideas acerca de sus posiciones. A la hora de optar, no duda y puede vérselo invariablemente del lado del más débil.
Es "El Diego" cada vez que vuelve a Villa Fiorito, cuando participa de incógnito en una marcha de repudio al atentado a la AMIA, el que se abraza a Fidel Castro y defiende a Cuba, el que se sube a un trn junto a Hugo Chávez, Hebe de Bonafini y Evo Morales para rechazar a George Bush y el ALCA, el que cuestiona en la cara del papa Juan Pablo II la abundancia de oro en el Vaticano, el que va a La Paz para defender el derecho boliviano a jugar en su ciudad que besa las nubes. el que simboliza la Italia sureña, pobre y olvidada. Acaso, el que conserva las marcas de la escasez acuñadas desde los primeros gritos en el Hospital Evita de Lanús y en las calles de barro y de barrio.
Ni necesidad tiene de meterse en esos líos, pero se involucra.
Se enfrenta y se expone a la tilinguería que le cuenta las costillas todo el tiempo y se escandaliza con falsa m a la espera de que el tipo sonría como prócer de estampita y se serene de una buena vez. No va a complacerlos. En estas horas renueva si incondicional veneración por el Che y se dej ver derramando cariño con el viejo Calica Ferrer.
Después pita largo un habano, habla de fútbol, se ensusiasma y mantiene la zurda lista, dispuesta para patear el próximo hormiguero.
Probablemente recuerde al mismo Ernesto Guevara cuando, en referencia a los moderados y a los que piden moderación dijo, justamente, que ese es el mote de los que "tienen miedo o piensan traicionar de alguna manera". A un lado y al otro de sus cambios de pensamiento, en esos dos fallidos a Diego nunca se lo podrá encontrar.

sábado, 22 de mayo de 2010

Viejo es el viento…

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 22 DE MAYO DE 2010


¿Será el dolor en los gemelos cuando se endurecen?, ¿Quizá el bazo presionando como queriendo salirse?, ¿Tal vez la necesidad de dar todo lo que se tenga, conseguir un poco de oxigeno y llegar hasta el pase largo –“te la pedí corta, che”-? ¿O los sueños sin vencimiento de encontrarse un día sorteando escollos con la pelota obediente y definiendo en el último minuto? ¿Dónde habrá quedado escondida la clave que juramenta amor eterno a una camiseta que sólo visten amigos, que de tanto juntarse ahuyentando al tiempo se han puesto viejos?
Infaltable cita de honor en el club Huracán de San Justo a la siesta de los sábados y la nochecita de los miércoles, un grupo de compañeros se junta, quiere, respeta y protege desde hace 40 años, con la pelota como excusa. Juegan, que de eso se trata, aunque el menor de ellos pisa los 60 y el mayor bordea los 90. Concentran sus individualidades y emergen unificados en el nombre que ellos mismos glorifican: La Mesa 14.
“Muchas veces me pregunto qué es lo que llama la atención de lo que hacemos nosotros, no lo sé realmente, de lo que estoy seguro es de que esto es vivir”, asegura Jorge gallego López sentado en el patiecito que oficia de antesala a la cancha de once, donde el resto lo va rodeando en la larga y festejada previa de un partido cualquiera.
La única licencia que aceptaron a las reglas tradicionales del deporte, es la incorporación de un segundo árbitro. Acaso para que el esfuerzo se reparta entre dos, quizá por la tradición de apegarse a ciertas normas establecidas. Las propias se guardan bajo promesa de garantía de silencio y sólo trascienden unas pocas ante la evidencia del castigo. Es que cada asociado recibe un llavero distintivo y acepta respetar el pacto que contiene, aseveran, las bases que los mantienen unidos.
Compungidos, entonces, confiesan sin elevar la voz que debieron tomar medidas drásticas con quienes vulneraron el compromiso y, luego de jugar, se marcharon sin quedarse a tomar el vermú, falta considerada de las más graves y merecedora de expulsión.
Esas sangrías forzadas los afectan y, a pesar de ser casi 50 integrantes, extrañan a los que se fueron por no haber comprendido cómo son las cosas y, por caso, quebraron la prohibición de cercanía de mujeres. “Para evitar problemas”, explican, la única autorizada es Betty, la buffetera del club.
“No somos machistas, -aclara el gallego- simplemente la experiencia nos indicó que era mejor tener a nuestras esposas afuera de esto. Algunas son amigas entre sí, pero acá no las dejamos venir, ni las sumamos a nuestros viajes. Cuando lo intentamos, necesitamos de seis meses para arreglar líos que se habían generado en dos días. No, viejo. Mejor que las mujeres no vengan. Y si algún pollerudo tiene problemas, que se arregle él. Son nuestras reglas y el que integra la Mesa, el que se hace acreedor al llavero que lo identifica, debe aceptarlas”.
Cuatro décadas cimentando esos valores, esas formas, esas creencias. El calendario modificó apenas algunos detalles como dejar de jugar contra otros equipos, pues amparados en el concepto de veteranos, sus rivales los enfrentaban con mayoría de jugadores de alrededor de 40 años y comenzaron a perder seguido. Antes de tomar esa decisión enfrentaron a Boca y River y realizaron encuentros en muchos lugares del país y Uruguay. Despreciando contendientes, entonces, organizan excursiones para armar sus picaditos en el interior y pasarse un par de días a carcajada adolescente con tono de estudiantina. Es que el orgullo no se negocia. Jugar bien es una sentencia estampada a fuego que da un prestigio indudable hacia fuera y que vuelve para adentro como añoranza profunda. Seguir jugando, cuando el resto ya habla en pasado, supone ofrecer al riesgo los laureles cosechados. No obstante, tal vez quizá justifique todo y por eso reparten los dos juegos de camisetas entre sí. Azul y blanco para un lado, rojo y blanco para el otro. Todos con el 14 en el pecho y el 1 formado por el dibujo de una botella de vino.
¿60, 70, 80, 90 años? ¿Quién dice cuál es el límite? ¿El cuerpo que chilla?, ¿La familia que se preocupa?, ¿Quién? Ellos buscan goles sin obtener esa respuesta y firman la sentencia de que el sueño del pibe puede cumplirse cualquier día. Un gol que infle la red, el olor a linimento, el tac, tac, tac de los tapones a punto de acariciar el manto sagrado. El verde es más verde cuando se lo espía contando los minutos para meterse a jugar. Como siempre, como nunca. Como en Huracán de San Justo a la siesta de los sábados y la nochecita de los miércoles.


... Y todavía sopla
FAMOSOS
En la zona de San Justo son muy conocidos y lo eran aún antes de convertirse en la Mesa 14. En la época en que jugaban en el Ateneo Don Bosco organizaban picados los domingos para el que había que anotarse previamente. Jugaban, obviamente, los primeros 22 y entonces iba gente a las 3 de la mañana. Hasta tuvieron que hacer guardias ante ciertas trampas que descubrieron.

LA PASTILLA
“Una vez fui a un médico porque me sentía cansado, débil, y le pregunté: ¿no puede darme una pastilla? El doctor me respondió, `usted ya toma la pastilla´. Debe esta confundido, le respondí, porque no tomo ni una aspirina. Y ahí me pregunta, `¿usted no es de la Mesa 14?, bueno, ésa es la pastilla, vaya tranquilo´. No sé si es exactamente un ejemplo nuestra unión, pero estoy convencido de que a la juventud pueden interesarle ciertos valores que no siempre la televisión transmite”. Rubén Endrigo, quien dice que pasó los 70.

ENCONTRAR A PAPÁ
Ismael López es quien le pone palabras más certeras a un golpe que los afectó mucho, pero los revivió, también. “Cuando murió Horacio fue un mazazo muy fuerte. Durísimo. Tenía 52 años y ese día, contra Boca, había querido dirigir y no atajar. Terminó el primer tiempo y cayó fulminado en la cancha. A los pocos días vinieron sus dos hijos, de casi 30 años y nos dijeron: `muchachos, quédense tranquilos porque papá murió cómo y dónde quería: en la Mesa 14´. Después empezaron a venir, sobre todo uno de ellos y se quedaba a un costado, nos miraba cuando jugábamos al truco. Un día le pregunté qué hacía metido entre viejos y en el lugar donde se había muerto el padre. Me dijo, `vengo para saber cómo era mi viejo. Él era él acá´. Como era un gran jugador de truco creamos la Copa Horacio Damonte que entregamos al ganador del torneo que organizamos”.

domingo, 16 de mayo de 2010

Y Diego va

PUBLICADO EN TIEMPO ARGENTINO EL 16 DE MAYO DE 2010

Y Diego va. La barba de dos colores lo denuncia pisando los 50, pero anda con la ilusión de u chico y proyecta con la sensatez de un adulto. Se sirve con dudosa eficacia de la prensa canalla que antes lo defenestró y ahora empieza a acomodar el discurso ante la evidencia de que la Selección  nunca dejó de ser candidata firme a discutir que sus letras quepan en los lugares de privilegio. Si hasta podría verse a ciertos personajes  tomando del hombro con falso cariño y excusándose por aquellas palabras con las tres que suelen justificar todo: “son sólo negocios”, deben haber dicho otra vez.

El 10, a pura nobleza, cuelga el traje de dios con que lo vistieron y se somete al juicio de los comunes. El final del recorrido a la copa que dos veces fue presumida compañera y hace años vive en casas de otros. Sudáfrica se vislumbra como un nuevo y asombroso capítulo del rey que muere y renace continuamente. Quizá después de eso ya no se le pueda pedir más. Aunque con él nunca se sabe.
Eduardo Galeano le tira un centro desde estas páginas. Lo mima, lo banca, le aconseja una finta elegante. Además, aunque se refiere a Uruguay, sintetiza con la brillantez que que ilumina a esta margen del mismo río. Dice el poeta: “tenemos un hermoso pasado por delante”. Y acaso no sea una melancólica letanía, sino más bien un mensaje atávico. Un destino que vuelve para recordar que ahí está, también, en la belleza del deporte que desmiente el elogio estéril, desprecia la diatriba interesada y atraviesa a una sociedad que renace de sus ruinas tras el descenso hacia el infierno de la desigualdad más grave que registre la historia doméstica.
Ese mandato al que Claudio Borghi le agrega una rabona para que Argentinos enamore. El que recompone los lazos quebrados e incluye haciendo lugar para todos.Tal vez en un mundo acostumbrado a darle valor supremo a los números, con los resultados puestos se trate de hablar de fracaso con las mismas frases pueriles conocidas y gastadas. Mientras tanto, dejugar se trata y es hora de salir a la cancha.