domingo, 1 de marzo de 2009

Fútbol en crisis, ¿cuál crisis?

Por DAMIÁN PUSSETTO

Especial para FÚTBOL MUNDIAL

Mientras el mundo se sacude en una crisis sin precedentes, busca recetas y somete a debate a las verdades de otrora, el “planeta fútbol” sigue reconociendo a las altas cifras como propias y apenas retoca sus abultados presupuestos. Soberbio, marcha a contramano de la retracción general, aunque ya varias voces comenzaron a elevarse enviando mensajes de alerta.

Al tiempo que en el circuito tenístico se asume que será muy difícil mantener el nivel de premios ofrecido en los torneos, a partir de la fuga de patrocinantes, y en la Fórmula 1 se llora por los que ya se fueron, La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), dio señales de calma respecto de la concreción del Mundial 2010 en Sudáfrica. El dinero que parece haberse esfumado de todos los sitios conocidos, no escasea en ciertos ámbitos.

Por ejemplo, el árabe Sulaiman Al-Fahim, presidente del "Abu Dhabi United Group", en septiembre desembolsó 272 millones de dólares para comprar el inglés Manchester City y casi 60 por el pase de Robinho; después tentó a Milan con 100 por los servicios de Kaká y juntó 44 más tratando de convencer a Barcelona de que le ceda a Lio Messi.

El brasileño no solamente prefirió quedarse en Italia, sino que aceptó el congelamiento de su salario de 9 millones de euros anuales, que le propusieron los milanistas, decididos a rebajar su cálculo para ese rubro, de 120 a 85 millones por año. Por el lado de la Pulga, el rosarino expresó que desea seguir en España, pero todavía hay un final abierto.

La danza de fortunas también bailó en Torino, donde Raffaele Ciuccariello, un nuevo rico de 67 años, ofreció cien millones de euros para comprar el club de sus amores. Urbano Cairo, dueño actual del equipo turinés, no consideró la oferta, y el empresario advirtió que buscará nuevos rumbos. "Si no vende, intentaremos comprar otro. Quiero entrar al fútbol a cualquier costo”, dijo.

Tíos ricos

Sin embargo, el mercado europeo de invierno se movió muy poco y algunos se aprestan a dar zarpazos certeros en verano. En primer lugar se anota el Real Madrid, contando los billetes para hacer una oferta irresistible a Sergio Kun Agüero. Los merengues se coronaron por cuarto año consecutivo como el club más rico del mundo, según un informe del grupo Deloitte, que sostiene que los equipos más poderosos podrán resistir el descalabro financiero internacional sin demasiados problemas.

La Liga de Fútbol por Dinero (Football Money League), tal como la denominan en el estudio presentado, la encabezan los madrileños con ganancias de 416 millones de dólares, delante de Manchester United (370), Barcelona (351), Bayern Munich (335), Chelsea (305), Arsenal (300), Liverpool (240), Milan (238), Roma (200) e Inter (196).

Aunque el crecimiento de ganancias de Real Madrid, de un 4% para 2007-2008, es más modesto que en años recientes, duplicó sus ingresos desde 2002 y anunció entradas por 516 millones de dólares para la temporada 2008-2009. Si se suman sus números cosechados en el ciclo que se cerró con los de los que ocuparon las primeras 20 posiciones, se logra la friolera de 5.000 millones de dólares, lo que significa un aumento del 6 por ciento respecto del ejercicio predecesor.

La abundancia europea tiene su reflejo en el Chelsea de Inglaterra, que abonó más de 35 millones de euros simplemente en concepto de resarcimiento a los entrenadores despedidos José Mourinho, Avram Grant y Luiz Felipe Scolari. Los 74 millones registrados en rojo durante 2008 no preocupan demasiado al magnate ruso Roman Abramovich –titular de la franquicia-, pues la Premier League en conjunto se aseguró un valor record para el derecho de transmisión de partidos locales en las siguientes dos temporadas con un aumento del 4% como mínimo.

El empresario levantó su mano junto a la de sus colegas británicos para rechazar la propuesta de topes salariales que impulsa Michael Platini, presidente de la Unión Europea de Fútbol (UEFA). Justamente, Richard Scudamore, director ejecutivo de la liga, explicó que "jamás podría ver que eso suceda en Inglaterra". No obstante, los peninsulares no están solos, ya que los apoya la Asociación Europea de Clubes (ECA), que representa a las 137 instituciones principales del continente.

En dirección Obama

Cierto es que no son pocos los que observan que acaso el ritmo del fútbol se asemeja a la burbuja que contuvo, mantuvo, alimentó y potenció a la crisis que actualmente sojuzga al planeta. Con sus carpetas repletas de cifras, Platini fue hasta el Parlamento Europeo en busca de amplificar su advertencia y, también, de sustento para establecer reglas más claras.

Su discurso fue contundente. "Nuestro sistema corre riesgo de implosionar a mediano plazo", explicó y pidió "establecer un fair play financiero", basado en los topes para salarios y transferencias “por una cuestión de superviviencia”. A la vez, se preguntó si “es moralmente aceptable ofrecer sumas astronómicas por un futbolista, algo que va en sentido contrario a la ética y la moral común".

Los topes solicitados también fueron rechazados por políticos que esgrimen los principios de libre mercado de la Unión Europea (UE). De todas maneras, el francés arremetió: “En los últimos años oímos decir que el mercado no necesitaba regulaciones porque se ajustaba solo, pero ahora vimos que eso no es verdad. Hay que actuar rápido, el mercado no corrige sus errores, como dice una persona autorizada como Barak Obama. Nuestros amigos de Estados Unidos saben que el deporte precisa un equilibrio que lo hace atractivo e introdujeron medidas que pueden ser útiles para nosotros".

Finalmente, su exposición en Bruselas terminó con una sentencia que aún replica en los oídos de varios parlamentarios. "No tenemos que hacernos ilusiones. Aún los clubes enormes como Manchester United o Real Madrid, son enanos financieros comparados con Microsoft o Exxon. El presupuesto de la mayor parte de los clubes europeos es más pequeño que el del más grande supermercado de sus respectivas ciudades".

A la luz de las noticias que produce la orbe financiera y con el final de los padecimientos aún difuso, no resultan descabellados los avisos del francés.